El entorno

Laciana, envuelta por un impresionante paisaje de montañas y bosques, declarado Reserva de la Biosfera en el 2003, es una de las zonas mas pobladas de las comarcas adyacentes. La ganadería de montaña fue siempre la ocupación tradicional de sus habitantes hasta que la minería del carbón se convirtió en la actividad predominante y más impactante desde 1918, con la construcción del ferrocarril Ponferrada-Villablino.

Así hoy en día el Valle de Laciana, ha experimentado profundos y significativos cambios, encontrándonos con un espacio que ha diversificado sus actividades en los últimos años incrementando su oferta de ocio y de servicios relacionado con el turismo. El Centro Invernal Valle de Laciana-Leitariegos, así como numerosas empresas dedicadas a satisfacer a un tipo de visitante amante de la naturaleza y del patrimonio cultural, están logrando que el turismo sea en esta comarca, un motor de desarrollo socioeconómico durante todo el año.

El valle por el que discurre el río Sil, está rodeado de escarpadas cumbres, en su mayoría silíceas, que llegan a alcanzar los 2000m de altitud, como es el caso del Cornón con sus imponentes 2194m, que ofrece unas vistas de indescriptible belleza tanto de nuestro valle, como de la vecina Asturias. Es por todo ello lo que ha contribuido a la declaración de Laciana como Reserva de la Biosfera, zona ZEPA( zona de especial protección para las aves y LIC( Lugar de interés comunitario).
Estamos en un territorio de montaña con dos unidades paisajísticas bien diferenciadas: densos bosques que dan refugio a una variada fauna silvestre y amplios pastizales de altura que han sido pastoreados tradicionalmente.
“La Braña”: Es la pradería natural, fresca todo el año. Estas zonas húmedas poseen un gran valor en la conservación de especies y variedades animales y vegetales y por lo tanto representa un activo fundamental para el equilibrio ecológico y la biodiversidad dada su importancia y singularidad. Cada pueblo de Laciana tiene una o varias brañas, situadas entre los 1200 y 1600 m de altitud. Entres sus abundantes pastos destacan las típicas cabanas, que daban cobijo a brañeras y animales. Por encima de las brañas se situaban las majadas que eran ocupadas por las ovejas trashumantes. En ellas se podían encontrar corrales y chozos, algunos de los cuales han sido recuperados recientemente. A las brañas, tradicionalmente, se subía el ganado desde San Miguel de Mayo hasta San Miguel de Septiembre.
Las brañas de Laciana son una de las señas identificativas de nuestro patrimonio natural, siendo el fruto del uso tradicional y responsable del territorio. Su custodia y conservación son fundamentales para garantizar su naturaleza y paisaje a las generaciones futuras.
Hoy en día sigue habiendo una incesante actividad en las brañas, a la vez que constituyen las rutas más atractivas para los turistas, por su impresionante paisaje y la facilidad de sus accesos. Su conservación así como su valoración como factor sostenible, contribuye a un notable aumento de los recursos económicos y de bienestar social a través de la oferta de un lugar para descanso, de educación medioambiental y cultural.